Pero existe un dato más curioso. Algunos estudiosos del tema sostienen que esta celebración tiene su origen en Babilonia; ciudad fundada por Nimrod, nieto de Cam y por lo tanto bisnieto de Noe. Nimrod era tan perverso que se casó con su madre, llamada Semíramis. Muerto Nimrod prematuramente, su madre propagó la doctrina de la sobrevida de su hijo-amante como un ser espiritual, reencarnado en forma de árbol. Cada aniversario de su natalicio, (que ¡oh casualidad!, era el 25 de diciembre), se colgaban regalos de este árbol.
I.Y.P.viernes, 19 de diciembre de 2008
Historia del Árbol de Navidad.
Si has salido, tendrás resaca. No merece la pena que abras más los ojos. Mejor escúchalo.
La Navidad es una de las fiestas cristianas más importantes. Conmemora el nacimiento de Cristo. En los idiomas latinos la palabra Navidad proviene de "natividad" o nacimiento. Con el paso de los siglos, alrededor de esta celebración, han ido apareciendo y extendiéndose una serie de costumbres.
Entre las costumbres más arraigadas están el arbolito, el pesebre, los regalos, las comidas típicas y la esperada llegada de los Reyes Magos. Todas ellas pueden enmarcarse dentro de un contexto histórico. Por ejemplo, el árbol de navidad se remontaría a las antiguas creencias de los germanos que adoraban al roble. Creían que el mundo y todos los astros estaban sostenidos pendiendo de las ramas de un árbol gigantesco llamado el "divino Idrasil" es decir, el "dios Odín".
Por ello le rendían culto, y al final cada año era decorado, pues se tenía como creencia que cuando un árbol perdía su follaje era porque los espíritus lo habían abandonado. Por ello, se lo adornaba con papeles, frutas, trozos de vidrio, y antorchas que representaban a las estrellas, la luna y el sol para que los espíritus retornaran en la época primaveral. Con la posterior cristianización, el roble fue remplazado por el abeto.
Se conoce también una leyenda, en la que San Bonifacio, que “predicaba la palabra del Señor entre los pueblos germanos, que insistían en adorar al roble como árbol sagrado, era un hombre de malas pulgas y poca paciencia, y un día cansado de esta veneración sacrílega por parte de los druidas, derribó un roble a hachazos. Al caer este, cayeron todos los que lo rodeaban a excepción de un pequeño abeto que el propio San Bonifacio consagró como el árbol de Navidad al considerarlo una señal.
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